Ese cuerpo que baila parece ignorar lo demás, parece desconocer todo lo que le rodea. Es como si se escuchara a sí mismo y nada más que a sí mismo; como si no viera nada y sus ojos sólo fueran unas piedras brillantes, esas joyas desconocidas de las que habla Baudelaire, luces que de nada le sirven.
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.