Dios no se necesita para explicar el complejo fenómeno de la vida, pero Darwin tampoco. Darwin fue un impostor. ¿Cómo uno que ni siquiera supo que provenía de un óvulo fecundado por un espermatozoide se metió a explicar «el origen de las especies»? El mecanismo de la selección natural que él postuló es a vuelta del bobo, una perogrullada, una tautología. Tal la tesis del ensayo que le da título a esta obra sui géneris, estrictamente científica pero escrita con humor, lucidez e ironía.
Sus otros ensayos iluminan y resuelven los más grandes misterios de las ciencias biológicas que hasta su publicación inicial por la Universidad Autónoma de México se habían mantenido en la oscuridad: cuándo surge una nueva especie, en qué radican la dominancia y la recesividad genéticas, cómo interpretar el recapitulacionismo de Haeckel y el límite de Hayflick, cómo pudo surgir la primera célula que dio origen a la vida en la Tierra, cuántos tipos de vidas y de muertes hay, por qué la jungla de las taxonomías...
Entre burlas y veras, sarcasmos y constataciones de obviedades que una charlatanería científica quiere seguir pasando por alto, este libro esclarecedor y desafiante le abre la puerta grande de las ciencias biológicas a la lengua española.
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