La poesía clásica de Shakespeare
Conocemos el nombre de los personajes: Macbeth, Romeo y Julieta, Hamlet, Ricardo III; pero desconocemos prácticamente al autor. Es un error pensar que Shakespeare esta dentro de sus tragedias o comedias, él se ocultó allí, bien pudo ser Antonio, Lear, o Enrique VIII, todos y ninguno.
El año de 1609, en Londres, salían por primera vez impresos los Sonetos bajo la dirección de Thomas Thorpe. Una escritura innovadora relucía en cada verso; la rima parecía no deber nada a la tradición petrarquista; la lengua inglesa alcanzaba uno de sus mayores logros, aceptaba las voces latinas como si al antiguo anglosajón le hubieran pertenecido siempre.
Los temas de los poemas son clásicos, pero bien repone el Doctor Johnson que «nada satisface más que la representación de la naturaleza universal». La muerte, la estética, la Musa inspiradora, los amores, los hechos morales y finalmente las alegorías, colman las páginas donde 154 sonetos resuelven la conducta humana.
Shakespeare, quien nunca pensó ser recordado, nos dejó versos inigualables sobre la memoria, «if you read this line, remember not / The hand that writ it», también escribió sobre su cansancio; y como todo hombre conoció el amor «Save that, to die, I leave my love alone».
No se sabe a quién dedicó el libro, se desconocen las circunstancias bajo las que fue escrito, únicamente se supone que la producción fue a lo largo de varios años.
Sólo aquí, bajo la forma pura de la poesía se puede observar el temple del dramaturgo, su personalidad y acaso su carácter.
Hoy, trasladado a muchísimos idiomas en el mundo, al menos cuenta con doce traductores en español. El señor Bernardo Santano Moreno ofrece una versión en prosa y verso.
Reseña escrita por Irvin Payán, El Péndulo Roma.
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