Es un hecho indudable que ante un paisaje montañoso, al ver una rosa, al contemplar o escuchar obras de arte, y ante muchas otras cosas experimentamos placer. También decimos de los objetos de estas experiencias, o de sus propiedades, que son bellos, delicados, sublimes... Determinadas vistas y sonidos nos desagradan, lo cual también conlleva diversas distinciones. La teoría del gusto supuso el intento filosófico del siglo XVIII de proporcionar una explicaciónm de dichos sujetos y del placer o "desplacer" que sentimos con ellos.
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