Si con algún libro se puede comparar Sepa la bola tendría que ser con algún texto sagrado. Tiene la clarividencia de las Upani?ads, el misticismo del Tao te King, las verdades ancestrales del Popol Vuh y la lírica de la Odisea.
El arte de Jis excede por mucho los límites propios de la caricatura. Este diccionario configura un género en sí mismo. No son aforismos, ni son viñetas. No son tiras cómicas, ni monos chistosos. Es un espejo místico en el que se reflejan grandes verdades que más que iluminar la existencia conducen irremediablemente a responder diciendo «Sepa la bola» a la más grande pregunta de todos los tiempos: ¿Qué es la vida?
¿Qué podemos encontrar en este maravilloso libro? Definiciones (Cerebro: prisma sagrado que convierte la energía en confusión), costumbre (es muy común emborracharse disfrazados de dados), fisiología (el cerebro se hipnotiza a sí mismo y sueña), placer (perder la identidad y hundirse en el maremágnum), vanidad (hay necios que juegan con audífonos para oír su gol por el radio), grandes verdades (el sexo flota en el aire aunque nadie diga nada), filosofía (el objetivo profundo es coquetearle a la muerte), mística (hay marcianos cuya religión es el dinero), arte (la mejor manera de perderse en el desierto es siguiendo un poema), tradición (en la tierra de los asmoles, aprenden a morir bailando) y, ¿por qué no?, consejos de sabiduría milenaria (si el jinete es una princesa dormida no te desboques).
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