En un texto breve y aparentemente sin consecuencias, Freud se refirió a la novela familiar del neurótico. No utilizó las palabras historia ni fórmula, sino novela. La elección significa un destino. El neurótico, modelo antropológico de subjetividad, lugar de encuentro y conflicto, creación y límite entre el impulso y la cultura, es el protagonista de la producción cultural. Se podría decir que sin neurosis no habría cultura, sino identidad compacta consigo mismo, la hegeliana zoología del espíritu. Y el modelo del desarrollo neurótico de la subjetividad es una novela. En el caso del escritor, el panorama se duplica porque tiene una doble vida, la suya y la del otro, la escritura. Hay dos elementos que conforman la novela familiar del escritor: la vocación -esa voz desconocida pero que se acepta como legítima- y la función que en aquella vida, la corrientemente llamada biográfica, tiene la escritura misma. Tradición, herencia, código impuesto, la literatura es también su escenario de libertad. Goethe, Freud, Chateaubriand, Sarmiento, Rilke, Thomas Mann, Marcel Proust, Pío Baroja y sus respectivas familias sirven de casuística a esta novela interminable como la vida misma, como la misma escritura.
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