Paso, pasar, pasado. Ese paso que pasa. Ese paso que avanza hacia el pasado que él construye, de paso, en su pasar. Un pasado del que no se sale o uno en el que siempre se está entrando por la puerta falsa del presente. Un pasado que siempre queda a un paso, que lleva siempre el paso en lo que pasa, que traspasa el futuro en la forma (in)pasada de lo sido. Dicho sea de paso y de pasada: el tiempo. Y con él el espacio donde pasa a cada vez, a cada (a)hora. Ya.
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