Otis es el testimonio vivencial de una jornada insufrible. Dos horas de pánico grave. La noche cuando Acapulco pereció a manos del vendaval malvado. Nunca una inclemencia había derrumbado tantos sueños. Somos sobrevivientes. La ciudad, consternada. Cancelados los servicios. La vida fue un paréntesis entre el sufrimiento y la impotencia. Mi canto se convierte en llanto, cuando debo narrar el espanto.
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