A principios de 1944, una misión del SOE (Ejecutivo de Operaciones Especiales) británico fue lanzada en paracaídas sobre Serbia a fin de contactar con un grupo de partisanos búlgaros que combatía contra las tropas del ejército búlgaro que ocupaban aquella área. La misión, de la cual Frank Thompson era miembro, debía colaborar con los partisanos y llevar la guerrilla hasta la mismísima frontera búlgara.
Muerto en combate el jefe de la misión, el joven Frank Thompson asumió el mando, llegó a la frontera con la brigada partisana a mediados de mayo de aquel mismo año, y la cruzó.
Las condiciones en que los partisanos combatieron en Bulgaria eran muy diferentes de las que habían conocido en el lado serbio. Carentes de ayuda, a finales de mayo todo el grupo había sido capturado o liquidado. Thompson, que portaba uniforme inglés, fue hecho prisionero y ejecutado junto con los partisanos que habían sobrevivido y los campesinos que los habían ayudado.
Como señala E. P. Thompson en este texto, el estatus de los que participaron en este drama, y la consideración que se les otorgó en los cincuenta años siguientes, fueron variando de acuerdo con los cambios en el clima político en Europa y en el mundo. E. P. Thompson examina aquí no sólo los hechos en sí mismos, sino la política que subyacía a las decisiones –o la ausencia de éstas– de las autoridades en relación con la misión. El conflicto de intereses entre los aliados del Este y del Oeste, y también los conflictos internos en el seno de cada uno de esos mundos, influyeron en el apoyo dado a los partisanos y a la misión británica tanto por parte de Londres como de Moscú, hasta consumarse el fracaso de la misma.
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