Ante la inminente derrota en una discusión por internet, quien lleva las de perder ve una posibilidad para coronarse como (falso) ganador en burlarse de cómo habla su oponente. Pero ¿qué importancia tiene que nuestro registro sea menos formal o que tenga una pronunciación distinta a la establecida, o que se use una proposición que no han recomendado las academias de la lengua? La realidad es que estos juegos carecen de sentido, pues los diccionarios registran y describen algunos de los usos de la lengua de los hablantes, en cuyas bocas verdaderamente vive el español.
En este Manual del español incorrecto, Adrián Chávez examina desde el humor los mitos que existen sobre la hipercorrección lingüística, el poder, la discriminación y todos los males que la normativitis ha permeado en la evolución de la lengua y que todos, (in)directa e indistintamente, hemos padecido alguna vez.
Este es el libro que los puristas de la lengua no quieren que leas.
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