¿Somos realmente libres? O, como dicen los filósofos, ¿existe el libre albedrío? Esta pregunta ha inflamado encendidos debates en campos dispares como los de la filosofía, la psicología, la neurociencia o la religión. No es de extrañar, pues hay mucho en juego. Formulada de manera simple, la cuestión es que, si somos libres para tomar nuestras decisiones, podemos rendir cuentas por lo que hacemos, pero, si no somos libres, no cabe exigirnos responsabilidades. Hay neurocientíficos que sostienen que las decisiones se toman de manera inconsciente y están, por lo tanto, fuera de nuestro control, así como psicólogos sociales que defienden que una miríada de factores imperceptibles influye incluso en nuestras decisiones más nimias, hasta el punto de que no hay cabida para el libre albedrío. Según el filósofo Alfred R. Mele, los que son considerados por algunos datos sólidos y firmes que rebatirían la existencia del libre albedrío, en realidad, dejan mucho espacio a la duda.
En Libres: Por qué la ciencia no ha rebatido la existencia del libre albedrío, Mele expone con la mayor sencillez y claridad los experimentos de sus oponentes y desacredita sus supuestos hallazgos, uno a uno, explicando por qué no suponen una evidencia sólida en contra del libre albedrío. Mele también explora el significado y las ramificaciones del libre albedrío. ¿Qué supone, exactamente, tener libre albedrío? ¿Es un estado de nuestra alma, o la capacidad de poder tomar decisiones alternativas? ¿Es algo natural y práctico que está estrechamente vinculado con la responsabilidad moral?
Dado que los datos nos dicen que negar la existencia del libre albedrío alienta, de hecho, la mala conducta, tenemos el deber de no tomarnos la cuestión a la ligera.
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