“Aquí comienza la patria”, reza el letrero que te recibe apenas tocas Tijuana. La frontera más transitada del mundo, la que dice se fundó hace poco más de cien años en el rancho de una tal Tía Juana, la de los burros rayados y las cantinas abiertas día y noche en la Zona Norte. Tijuana, la que conserva, pese a todo, la leyenda negra de la violencia y las visitas de los capos de antaño y los jóvenes ebrios de ahora. Sin embargo, como bien apunta el entrenador y manejador de boxeadores Ray Solís: “en esta ciudad también pasan cosas buenas”.
Una de esas cosas buenas es el boxeo, semillero de campeones que van de Cristobal “Lacandón” Cruz, Jackie “La princesa azteca” Nava, Erick “El Terrible” Morales, Juan José “Dinamita” Estrada y Julio César Chávez. Omar Millán, autor de todos los textos del libro “La fábrica de boxeadores en Tijuana”, es un veterano periodista deportivo y cultural que decidió tomarle la palabra a Ray Solís y mostrarle al mundo uno de los muchos aspectos buenos de la ciudad fronteriza.
Por sus diversas crónicas, reportajes y entrevistas, van desfilando la vida de muchos que han visto en el boxeo su tabla de salvación para salir de la pobreza o de la miseria rampante. El boxeo en Tijuana ha redimido a muchachos perdidos e incorregibles y les ha dado disciplina y una forma digna de vivir.
Por las páginas del libro desfilan historias similares de triunfo y caída. Gente curtida en el gimnasio que poco a poco se fue volviendo ídolo de millones. Millán sabe encontrar el lado humano en esa vorágine de “uppers”, ganchos y “nocauts” técnicos. En sus páginas encontraremos a un Julio César Chávez que esconde su llanto tras una toalla, o a un ex campeón mundial encerrado en su casa para no tener que hablar con la prensa sobre sus detenciones relacionadas con las drogas; o a una boxeadora que espera hasta el retiro para poder tener un hijo.
Las espectaculares fotos que caracterizan las ediciones de Trilce nos dejan asomarnos al mundo de las arenas en muchas partes del mundo, de Tokio, Japón, al Madison Square Garden en Nueva York o a la ciudad donde nadie duerme, Las Vegas, Nevada. Los programas de mano dibujados procedentes de la época de oro del boxeo en México (1984-1994) se hacen acompañar de las fotos en blanco y negro de los campeones mundiales universales, de los cuarentas y cincuentas.
El libro hace un recorrido por los grandes campeones mundiales, por esa otra Tijuana, la del trabajo duro y los entrenamientos extenuantes y también por las historias épicas que se resuelven a diez asaltos con réferi de por medio.
Reseña escrita por Iván Farías, El Péndulo Polanco
“Tijuana es un campo de cultivo donde florecen, desde hace tres décadas, los mejores boxeadores de México [...], esta tierra está muy consciente de lo que significa el boxeo en la vida de su gente.”
Desde mediados de los años 80, y hasta el día de hoy, la ciudad de Tijuana se ha convertido en una auténtica “fábrica de boxeadores”, de la que han surgido nada menos que 18 campeones mundiales. El periodista Omar Millán sostiene largas y profundas conversaciones con figuras como Julio César Chávez y Erik “el Terrible” Morales, lo mismo que con promotores, réferis, mánagers y directores técnicos. Con fotos de Jorge Dueñes, Alex Cossío y Sergio Ortiz, entre otros, este libro apasionante nos ofrece un retrato entrañable de un deporte y una ciudad que lo mismo representan la esperanza de un sueño de riqueza que los aspectos más crudos de la realidad.
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