Mis padres antes eran amigos y todo lo hacíamos juntos, pero luego las cosas empezaron a cambiar. Mis padres siempre estaban tristes y cuando se hablaban sólo era para discutir.
Yo pensaba que era culpa mía que mis padres hubieran dejado de ser amigos, pero ahora sé que a veces los padres se llevan mejor cuando viven en casas diferentes.
Pase lo que pase, mi mamá y mi papá nunca dejarán de ser mis padres y lo mejor de todo es que siempre me querrán.
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