Si los seres humanos queremos tener armonía entre nosotros, lo primero que debemos hacer es preocuparnos por nuestro propio desarrollo interno, para luego generar cambios positivos en el exterior. Es decir, debemos entender que algunas de las emociones más comunes suelen ser, en gran parte, las protagonistas de nuestros momentos de dolor. La envidia, la frustración, el enojo, el odio, el miedo, la confusión y la culpa son las emociones que causa la falta de comprensión de nosotros mismos e impiden nuestro desarrollo integral. Cuando no son expresadas, causan enfermedades físicas y mentales, además de desequilibrios en el alma.
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