El mustang rojo de Sebastián vuel y ruge, pero la velocidad o alzanza para huir d elo que eres. Quizá la adrenalina te distrae de los dolore que cargas en el corazón, porque el corazón va como loco lidiando con ella, y entonces te exitas y rebosas de júbilo. Puede ser que la concentración que pones en el camino, en el sonido del motor, en el temblor del volante, alivie el peso que traes en la cabeza. Pero huir de lo que eres, eso no. Somos lo que somos, auque eso puede terminar si una vaca se atraviesa en tu camino y, por más que pisas el pedal del freno y sostienes la dirección del auto con las fuerzas de tus brazos, todo se rompe. Entonces quedas suspendido en la quietud, con los ojos cerrados, bajo la tenue oscuridad de los párpados.
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