“Si pudiera escoger al próximo Premio Nobel, sería Mo Yan”; estas palabras, dichas por Kenzaburo Oe, reflejan el gran prestigio y admiración que se tiene en todo el continente asiático por la obra de este escritor quien, por su origen campesino (nacido en la provincia de Shandong), ha sabido retratar la vida rural de China con todos sus contrastes, y con las tradiciones que han subsistido en ella durante siglos.
"Las baladas del ajo" es parte de estas novelas; en ella vemos descripciones emotivas del paisaje provinciano, mezcladas con la crudeza de la vida y las arraigadas costumbres que ni siquiera la revolución cultural ha logrado eliminar. Bajo esos cánones, Gao Mao (Caballo Gao) y Fang Jinju (Crisantemo Dorado) tendrán que ocultar su amor, pues ella está comprometida con un miembro de otra familia y este compromiso es inquebrantable, ya que está en juego su honor y el de su propia estirpe.
Tiempo después, en la década de los ochenta, Gao Mao participará junto a Gao Yang (Oveja Gao) en una revuelta campesina causada por los altos impuestos sobre el ajo. Este pasaje, más que una crítica al gobierno chino, es un retrato de la vida campesina, con todas las complicaciones que ella implica.
Es sabido que la entrega del Premio Nobel, en muchos de los casos, está relacionada con cuestiones políticas, económicas e ideológicas, pero también, como sucede en esta ocasión, abre la posibilidad de conocer a excelentes escritores y sus libros que, de otro modo, podrían llenarse de polvo en las librerías hasta que alguien los rescatara y nos enseñara el gran valor de éste o cualquier otro autor. Muchas veces leer al nuevo Premio Nobel es una moda, en este caso, es una obligación si queremos conocer la obra de un gran autor.
Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Condesa
El Condado Paraíso, una zona rural de China, apenas ha conocido cambios sociales en las últimas generaciones. Pero la miseria extrema desatará pasiones feroces que rompen con las antiguas tradiciones.
El gobierno comunista ha animado a los granjeros a plantar grandes campos de ajo. Éstos recorren enormes distancias con su cosecha, pagan elevados impuestos y, al final, descubren que es imposible venderlo porque los almacenes estatales están repletos. Los campesinos se sublevan y la represión es brutal pero, incluso encarcelados en condiciones terribles, aún florecen entre ellos el amor y la lealtad.
Mo Yan ha escrito una novela épica, en la que la belleza está descrita con lirismo y la brutalidad con un realismo salvaje. Una tragedia oriental que nos introduce en una China recóndita y contemporánea, que aún continúa siendo una desconocida.
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