Baudelaire, De Quincey, Brecht, Seferis, Gracián, Platón, Cervantes, Mallarmé, Proust, García Márquez, Cernuda, Eliot, Valéry, Goethe, Rilke, Kurt Weill, César Vallejo son algunas de las presencias insistentes que, a vueltas con el tiempo, en cuerpo y alma, van poblando este libro sobre la obra de arte –la escritura– leída como forma de una ausencia. Y es que toda obra verdadera se da únicamente como falta mostrándose en(tre) aquello que no está (o que está más allá) en la realidad, aunque por ello no deje de tener su materialidad dura y concreta; y es que ella consiste en remitir a lo otro de sí, a aquello bajo el peso de lo cual no puede sino hundirse, retraerse, desaparecer en(tre) su forma. Una retracción y ocultamiento, una callada materialidad, que hace ahí posible exactamente la articulación de lo real que posibilita su sonido. Pues la obra de arte es doble ausencia: por una parte siendo negación de su simple ser o estar sin más, negación de su mera in-determinación –en lo patente–; y negándose ahí en lo que era su presencia pura, ahí determinándose, nos des-vela su hondura, su vacío. Y, al tiempo, es ausencia justamente gracias a su presencia ya en lo otro, esto es: gracias a sus huellas: lo que aparece -–diremos: su presencia– es el hecho mismo de no estar, y eso es lo que adviene en lo que queda: queda, así, haber estado, haberse ido. La forma de esta ausencia es la obra de arte, que Juan Barja rastrea en este libro, mostrando(se) en sus formas sus configuraciones incesantes de acuerdo a los autores y los temas de los que se preocupa, en una especie de fenomenología literaria y reflexión estética que va abriendo una veta de la cultura europea de su siglo desde sus más fructíferas raíces
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.