A nosotros, lectores póstumos, se dirige Michaux cuando pide: “No me den por muerto aunque los diarios hayan anunciado que ya no estoy. Me haré más humilde de lo que soy ahora. Será preciso hacerlo. Cuento contigo, lector, contigo que vas a leerme algún día, contigo lectora. No me dejes solo con los muertos como un soldado en el frente que ya no recibe cartas. Elígeme entre ellos por mi gran ansiedad y mi gran deseo. Háblame entonces, te lo ruego, cuento con ello.” La ironía del mensaje escrito en 1928 y dirigido a los jóvenes del 2050, o a los que desean tan ávidamente un futuro de sensaciones inauditas, se torna una apelación conmovedora de una vida intensa, ahora escrita y pintada, para que su unicidad no se pierda del todo. Del prólogo de Silvio Mattoni
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