Comúnmente, en las historias de la música se hace referencia a los aportes más relevantes en el terreno de la composición, la instrumentalización y las teorías estéticas que comprende un periodo o época. Si pensamos en compositores como Bartók, Stravinsky, Stockhausen o Messiean, sin duda alguna encontraremos que su dominio de la técnica e innovación les guarda un lugar en las enciclopedias. Pero ¿qué sucede con las músicas populares (Blues, Folk, Pop)? Éstas, por lo general, son rechazadas dentro del canon oficial, lo cual puede hacerlas deleznables o bien, dignas de recibir nuestra atención. A mi muy humilde parecer, bien se le puede llamar capricho, el grupo de rock progresivo King Crimson merece una observación.
Fundado por tres músicos de la academia de Londres: Robert Fripp, Ian Mcdonald y Michael Giles compusieron el primer álbum con el título "In the court of the Crimson King", donde queda expuesta su ambiciosa propuesta artística. Para su siguiente disco, nuevos elementos e integrantes se agregaron, esto le dio un matiz cercano al jazz y al sonido experimental; el resultado fue "In the wake of Poseidon", aquí en cuestión. Luego vendrían trabajos constantemente cambiantes como "Lizard", donde se aprecia una pieza orquestada con duración de más de media hora. Los trabajos Islands y Red marcan el final de la primera era de la banda.
Si escuchamos de principio a fin esta obra, nos daremos cuenta cómo fue usado el sistema de grabación en sus diferentes canales. La primera canción “Piece” es el tema que principia, sirve como intermedio y cierra el disco en tres adaptaciones diferentes. También está “Cadence and Cascade” un poema escrito por Peter Sinfield y musicalizado con piano, guitarra acústica, percusiones y flauta transversal. La pieza “The Devil’s Triangle” dividida en tres partes es un experimento con el mellotrón, instrumento diseñado para funcionar a base de cintas magnéticas pregrabadas activadas por un teclado externo.
Alguna vez pensé en llamar arte del futuro a esta expresión; los rigores del tiempo me enseñaron a disfrutar el hecho estético como si fuera eterno. Lo recomiendo a quien escuche por primera vez este LP.
Reseña escrita por Irvin Payán, El Péndulo Perisur
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