Quentin es arrestado por agresión sexual a un menor; sin embargo, y aunque su sentencia queda suspendida, debe visitar regularmente a su agente de la condicional y a su psiquiatra, además de acudir a terapia de grupo. Trabaja como conserje en la vieja casa de sus abuelos, convertida en residencia universitaria, y también atiende un curso de ingeniería electrónica en la universidad. A pesar de su ajetreada vida, aún le queda tiempo para secuestrar, abusar y asesinar a jóvenes desahuciados en un intento por hacer realidad su obsesión de convertir a alguno de ellos en un zombi que satisfaga sus más retorcidos deseos y fantasías sexuales.
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