¿Cuál es la relación entre la vida de un gran filósofo y su obra? ¿Interesa su vida para desentrañar su pensamiento? ¿Es posible pensar en su vida sin que eso implique simplificar su obra? Con estas preguntas que siempre han sido espinosas para la propia filosofía, James Miller desarrolla vibrantes y contundentes biografías de doce filósofos centrales.
Nos los muestra como personas de carne y hueso pero también como personajes históricos, insertos en una tradición que los explica, para así exhibir las singularidades y la originalidad de sus pensamientos, convirtiendo así el recurso de la biografía en una herramienta impresionante de enseñanza y de exposición de pensamientos complejos. Sócrates se pasó la vida sometiéndose a escrutinio y examinando las opiniones de los otros. Su seguidor más conocido, Platón, arriesgó su reputación aceptando ser tutor de un tirano. Diógenes llevaba una lámpara encendida en pleno día y proclamaba «estar buscando un hombre». La alianza de Aristóteles con Alejandro Magno es un presagio del complejo papel de Séneca en la corte de Nerón, el emperador romano. Agustín descubrió a Dios dentro de sí mismo. Montaigne y Descartes se esforzaron indagando sus más profundas convicciones en una era de criminales guerras religiosas. Rousseau aspiraba a una vida de virtud perfecta. Kant elaboró un nuevo ideal de autonomía. Emerson predicó exitosamente un evangelio de autosuficiencia para una nueva nación americana. Y Nietzsche intentó «unificar y reunir lo que es fragmento y enigma y temible azar» en el hombre antes de sucumbir él mismo a una demencia catatónica.
«Hubo una vez un tiempo en que se admiraba a los filósofos», es la frase con que empieza Vidas sujetas a escrutinio y con la cual Miller quiere introducirnos en este apasionante libro en el que con un manejo admirable de la paradoja y la anécdota
enriquecedora, confirma la continua relevancia de la filosofía en la actualidad e indaga las preguntas más urgentes acerca de lo que significa vivir una buena vida.
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