Instantáneas de viajes
La escritura por naturaleza es movimiento. Recorrer espacios físicos o mentales. Acumular imágenes, traspasar los límites. De muchas maneras el arte de viajar se empata al arte de escribir.
Aunque en la nota introductoria de esta publicación (póstuma) de Antonio Tabucchi, el autor aclara que nunca premeditó la “escritura de viaje”, por no encontrar un objetivo estético, involuntariamente fue acumulando cantidad de pequeños textos, crónicas, bitácoras y apuntes sobre los lugares que visitaba; logrando un sorprendente registro de las más variadas latitudes: Florencia, Madrid, India, México, Australia, Canadá…
La maravilla de estos textos reside en los distintos tonos que se conjuntan, del ensayo literario a las instantáneas de un viajero ávido, de recuerdos entrañables a reflexiones poéticas. Por ejemplo, Tabucchi nos lleva a recorrer las calles de Buenos Aires en compañía de los versos de Borges, o nos recrea la atmósfera melancólica de la Lisboa de Pessoa, a la par que retoma personajes de sus inolvidables libros como Réquiem y Sostiene Pereira.
«Reseña escrita por Francisco Goñi, El Péndulo Condesa»
Antonio Tabucchi ha viajado mucho y ha escrito acerca de sus viajes. Unos textos reunidos en este libro que sobre el mapa del mundo despliega el mundo contiguo de las vastas lecturas que han anticipado, provocado y acompañado siempre esos viajes. De esta forma, vemos a Tabucchi sentado en el zócalo de la estatua del abate Faria en Goa, en la India; delante del templo de Poseidón, en el Cabo Sunión, en Grecia; en el «cementerio marino» de Sète, en Languedoc. Y allí, con él, compartimos las reminiscencias de El conde de Montecristo, los versos de Sophia de Mello Breyner, el «mar que se repite» de Paul Valéry. Lo vemos de noche atisbando las grandes estatuas barrocas de Aleijadinho en Congonhas do Campo, en Brasil, o dejándose inspirar por Cortázar en las salas de Paleontología del Jardin des Plantes, en París. Y además se vuelve presencia afectuosa cuando nos acompaña por «su» Lisboa. No obstante, el mapa ideal de este libro se abre también a lugares que visitamos «por persona interpuesta»: las ciudades fantásticas de los escritores, las geografías imaginarias, las historias literarias. «Para Tabucchi, el verdadero viaje es la escritura» (Paolo Mauri, La Repubblica). «Te entran ganas de viajar y de no detenerte nunca» (Giovanni Dozzini). «Un atlas de conocimiento: viajes que dan pie a evocar la historia, el arte, la literatura, y a observaciones, asociaciones y reflexiones nunca triviales» (Roberto Duiz, Il Manifesto).
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