Henry Preston Standish es un caballero en toda regla: goza de una exquisita educación y de una acomodada posición social, vive holgadamente en Nueva York y es un esposo fiel y un padre cariñoso. En definitiva, su apacible vida «fluye tranquilamente, sin hacer apenas ruido». Aún así, un día Standish siente el súbito impulso de salir en busca de la aventura y se embarca en el Arabella. En el viaje recuperará, lejos de sus obligaciones habituales, cierta alegría de vivir: en ese momento tiene treinta y cinco años y nunca se ha sentido mejor. Es entonces cuando la banalidad decide truncar su brillante destino: el protagonista, al resbalarse con una mancha de grasa mientras contempla la salida del sol, se cae por la borda en mitad del océano Pacífico.
Excelente nadador y templado de espíritu, Standish elucubra sobre sus posibilidades de supervivencia y bracea con la esperanza de que lo rescaten durante unas horas cruciales en las que, sin embargo, nadie a bordo advierte su ausencia.
Un caballero a la deriva es una novella visionaria, una pieza magistral por su sencillez, por su tensión narrativa y porque plantea la cuestión de la existencia en sus términos más fundamentales. Una parábola tragicómica que nos hace reparar en cómo ordenamos las prioridades en nuestras ajetreadas vidas y que nos recuerda, en sentido literal y figurado, que no siempre es fácil mantenerse a flote.
«Iré al grano: éste es un libro que hay que leer.» Ralph Straus, Sunday Times
«Pocas veces se ha escrito sobre el desamparo de un ser humano con la intensidad e inteligencia con que lo hace este relato. (...) Hay que agradecer al autor que nos haya entregado esta historia lúcida y prodigiosa.» José María Guelbenzu, El País
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