Montes de Oca Sicilia, María del Pilar
¿Quién dijo que no se puede viajar al pasado? Una tarjeta de regalo, una máquina del tiempo, un arcón de recuerdos o, simplemente, un recuerdo de lo que pasó en el año: todo esto es «Un año para recordar», una colección de minialmanaques que te permitirá añorar épocas pasadas, conocer lo que pasó el año de tu nacimiento o imaginar un tiempo que jamás viviste. Hace frío en 1947: el invierno es tan intenso que se congelan las cataratas del Niágara y empieza la Guerra Fría. Pero el mar es cálido, porque en él navegan la Kon-Tiki y el Éxodo. Es el año idóneo para mirar a los grandes muralistas y enamorarse de los galanes del cine mexicano. Es la época de poner nuestro bolero favorito en la novísima tragamonedas. Es tiempo de admirar los vuelos de las faldas femeninas y de ver con deleite al «auto que nació siendo avión». Es, sin duda, un año para recordar.
¿Quién dijo que no se puede viajar al pasado? Una tarjeta de regalo, una máquina del tiempo, un arcón de recuerdos o, simplemente, un recuerdo de lo que pasó en el año: todo esto es «Un año para recordar», una colección de minialmanaques que te permitirá añorar épocas pasadas, conocer lo que pasó el año de tu nacimiento o imaginar un tiempo que jamás viviste. Hace frío en 1947: el invierno es tan intenso que se congelan las cataratas del Niágara y empieza la Guerra Fría. Pero el mar es cálido, porque en él navegan la Kon-Tiki y el Éxodo. Es el año idóneo para mirar a los grandes muralistas y enamorarse de los galanes del cine mexicano. Es la época de poner nuestro bolero favorito en la novísima tragamonedas. Es tiempo de admirar los vuelos de las faldas femeninas y de ver con deleite al «auto que nació siendo avión». Es, sin duda, un año para recordar.
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