No hubo disturbios hasta que provocamos uno. Entrevistas a Hunter S. Thompson
Cae dando volteretas desde un acantilado en Big Sur. Minutos antes, seis disparos provenientes de un Magnum 44 se confabularon con cuatro litros de combustible para que el Ford inglés de Hunter ardiera —la radio y las luces estaban encendidas—. Él y los Ángeles del Infierno lo arrojaron. Fue al final de los sesenta y aquello debió ser un lindo espectáculo. Del tiempo que Thompson compartió con el singular grupo de motociclistas del sur de los Estados Unidos surgió uno de sus mejores libros. Antes, las únicas notas sobre el grupo venían de la policía. Tuvo que ser un lunático como ellos quien se inmiscuyera en el asunto. Bastaron unas cuantas cervezas para hacer click: “los locos siempre se reconocen entre ellos”, dijo el autor.
Según el propio Huster S. Thompson, la primera etapa de su labor periodística fue más libre, porque nadie lo conocía y podía pasar inadvertido por cualquier sitio. Las cosas comenzaron a cambiar tras la publicación de El Derby de Kentucky es decadente y depravado. Lo que parecía ser su fin como profesional, terminó siendo el nacimiento de una nueva forma de hacer reportajes: el periodismo gonzo. Hunter, con el agua hasta el cuello por el cierre de edición, se atrevió a arrancar las hojas a su cuaderno y las mandó a la redacción de Scalan´s Monthly. Pronto las cartas de lectores fascinados por el artículo le hicieron saber que podía vivir de su irreverencia. El secreto era no corregir, escribirlo todo con intenciones definitivas. La espuma de la popularidad comenzó a subir tan rápido que en poco tiempo ya era una auténtica estrella. Esa búsqueda del sueño americano que es Miedo y asco en Las Vegas —su libro más leído— lo llevó a los cuernos de la luna.
Para Thompson, involucrarse con la vida política de su país era un recurso de autodefensa. Bien se sabe que fue un insistente crítico de Richard Nixon, no sólo a la distancia o desde su pluma, sino que tuvo la oportunidad de convivir con él para hablar de futbol y oír a Bob Dylan. En 1970 Hunter se presentó como candidato a sheriff para el condado de Aspen, Colorado. Sus propuestas no pudieron ser diferentes de su personalidad. Propuso remover el pavimento de las calles para que la hierba volviera a ocupar el territorio que le pertenecía y la gente pudiera andar “naturalmente”; no permitiría la construcción de viviendas altas que obstruyeran el paisaje y legalizaría el consumo de marihuana. Freak Power se llamó su partido.
Echada a andar la década de los setenta, el otrora aspirante a escritor era capaz de convocar multitudes dondequiera que se presentaba. Firmaba más autógrafos que muchos políticos y sus seguidores lo veían como un gurú. A través de varias entrevistas publicadas en medios como Rolling Stone, Esquire, Vanity Fair, Playboy y otros, El último dinosaurio recapitula la vida del periodista estadounidense más original del siglo pasado. En 2005 se quitó la vida con un disparo a la cabeza; pero esa no fue su última fechoría: sus restos fueron lanzados por un cañón desde la enorme escultura —símbolo de su estilo— de un puño levantado con dos pulgares a cada lado sosteniendo un peyote. Se despidió como su viejo Ford.
«Reseña escrita por Gamaliel Valentín González, El Péndulo Perisur»
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.