Por un sendero van caminando tres ratoncitos ciegos. ¿Hacia dónde se dirigen?
No se sabe. Van por la vida y se conforman con lo que ella les pueda ofrecer. En ese momento una vieja Lechuza al ver a los humildes andariegos, pone en acción un siniestro plan, sin percatarse que un día es el de la caza y otro el del cazador. Que no se engañe la señora Lechuza, pues a pesar de su ceguera, los ratoncitos tienen la habilidad de percibir las malas intenciones de los demás
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