Jack Ross no creía en el compromiso, y hasta ahora no le había ido mal. La fantasía del amor verdadero, de ese cruce de miradas que te cambia la vida por completo, no era más que un argumento sobreexplotado de las películas que más solía criticar.
Por eso, ¿qué importaba que hubiera conocido a Jenna?
¿Qué importaba si pasaban tanto tiempo juntos?
¿Qué importaba si, poco a poco, iba abriéndole su corazón?
Y, sobre todo, ¿qué importaba el riesgo de que este se rompiera?
En tres meses pueden ocurrir muchas cosas, y enamorarse es una de ellas.
Jack Ross no iba a ser menos.
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