Una historia demencial
Narrada desde los confines de una institución para enfermos mentales, Todos los perros son azules es una novela delirante, que corre al borde del colapso en cada página que se desprende de la voz del narrador.
Internado debido a la suma de diversos quiebres psicóticos, el protagonista es un ser denigrado por la sociedad y el amor de su familia, un espíritu sensible y dotado de lo que él considera una capacidad especial para descifrar el lenguaje común entre todos los seres vivos, un código universal que posibilita el entendimiento entre los hombres y los animales.
Vive acompañado por otros “locos”, seres alejados de las convenciones sociales, lacerados y enfermos de tanto disentir de lo normal, jóvenes y viejos, hombres y mujeres que han dejado de pertenecer al mundo, que se han vuelto inexistentes debido a su misma locura. Acompañado de tanto personaje sólo tiene dos amigos, dos poetas que vienen y van según el precipicio de sus caídas mentales, de acuerdo al letargo de las drogas que los mantienen sedados. Dos seres que pueden o no ser imaginarios, que lo atormentan y lo alegran dentro de aquel lugar, las únicas compañías con las que puede platicar y resbalar sobre sus pensamientos sin preocupaciones.
La historia transcurre de forma veloz, tal como los pensamientos del protagonista. Sin llegar a ser una crítica social permite desvelar algunos de los aspectos más atroces del sistema de salud en cuanto a la concepción de la enfermedad mental y al trato o maltrato de los pacientes que padecen alguna, sin que por esto decaiga en la búsqueda estética y literaria que propone el autor a través de su narración.
Todos los perros son azules es una novela que nos muestra lo mejor de la narrativa brasileña contemporánea. Una historia atroz y demencial como su protagonista, llena de fuerza y sinsentido como la vida misma.
«Reseña escrita por Víctor Hugo Fuentes, El Péndulo Condesa»
La novela autobiográfica de Rodrigo de Souza, un relato de la locura de uno de los autores contemporáneos que más ha influido en la literatura brasileña actual.
«Ayer me tragué un chip. Me lancé a hablar sobre el sistema que me cerca. Había un electrodo en mi cabeza, no sé si también me tragué el electrodo junto con el chip. Los caballos estaban galopando. Todos menos el caballito de mar que nadaba en el acuario». Así comienza Todos los perros son azules, el relato autobiográfico del escritor brasileño Rodrigo de Souza, que pasó varios años recluido en una institución para enfermos mentales. En su locura lo acompañan su perro azul de peluche y sus amigos imaginarios Rimbaud y Baudelaire, con quienes dialoga y discute pese a ser plenamente consciente de que son una invención de su mente infatigable. En su delirio, se propone descifrar el lenguaje de todos los seres de la Tierra, creando una nueva lengua y una corriente llamadas Todog, que al final hará posible la comunicación entre todas las criaturas. Lo de menos es si alguien lo puede comprender pues, como afirma el narrador, el Todog «era una forma de amenizar nuestra culpa y nuestro dolor».
Rodrigo de Souza Leão nació en Río de Janeiro en 1965, ciudad en la que murió en una clínica psiquiátrica en 2008, poco después de publicar su novela autobiográfica Todos los perros son azules. Es autor también de más de diez libros de poesía, y uno de los fundadores y editores de Zunái, una de las principales revistas brasileñas de poesía. Todos los perros son azules ha sido adaptada al teatro, y dos novelas suyas más, Me roubaram uns dias contados y O esquizoidecoração na boca están en proceso de ser llevadas al cine.
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