Cuando el régimen comunista se desplomó, los ciudadanos soviéticos vivieron una paradoja difícil de explicar: hasta entonces habían dado por sentado que el sistema era inmutable, eterno, y sin embargo su derrumbe no los sorprendió. ¿Cómo podían convivir con sentimientos tan contradictorios? Alexei Yurchak, estudiante en San Petersburgo durante esa etapa de cambios traumáticos, nos cuenta con lujo de matices cómo era ese socialismo tardío, sin caer en la idealización ni en el esquematismo que se impuso en los años noventa. A partir de testimonios orales, cartas, diarios íntimos, canciones, piezas de sátira y humor, este libro expone las mutaciones que la Unión Soviética sufrió desde la muerte de Stalin, en 1953, hasta los estertores de la perestroika, poniendo el foco en la vida cotidiana de la gente común y en particular en los jóvenes.
¿Qué relación tenían con el partido y el discurso oficial quienes no eran activistas comprometidos, pero tampoco disidentes? ¿Cómo entender que participaran convencidos en todos los desfiles, asambleas y elecciones y, al mismo tiempo, cultivaran redes alternativas de sociabilidad en cafés, bandas de rock, talleres de poesía, clubes, excursiones, donde circulaban lecturas e inquietudes que nada tenían que ver con la política? ¿Qué era esa zona gris de la subjetividad colectiva que no se oponía al régimen, que incluso valoraba sus ideales originarios, pero que ya sostenía otras búsquedas, ideas y estilos de vida? Deslumbrante por su reconstrucción y por la originalidad del análisis, este libro es una pieza clave para entender las contradicciones del socialismo real y las formas menos evidentes, más creativas, en que los ciudadanos transgreden y reinterpretan las normas para construir nuevos sentidos.
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