Historia de la vida de tres personajes que se mezclan y comparten escenario en la ciudad de México. Relatos de poetas y relaciones amorosas que siempre terminan mal, cuya trama nos conduce a Mejía, el escritor de esta novela que al final se convierte en un personaje más.
Javier Venegas es editor de una revista política que está al servicio del gobierno. Venegas se considera a sí mismo como el último poeta vivo y se rehúsa a entrar en el establishment, sólo declama sus poemas cuando está borracho —prácticamente todo el tiempo— en alguna cantina. Junto con su amigo Ugalde, con quien pasa la vida en parrandas. Venegas y su esposa Nadia viven en un departamento en Tlatelolco, ahí conocen a Panchita, una curandera por medio de la cual se manifiesta el espíritu de Cuauhtémoc y que forma parte de un grupo de neoaztecas cuyo fin último es la recuperación de los valores indígenas. En tanto esto sucede, Ugalde recibe la visita de la muerte, él le pide una semana de gracia para ordenar sus asuntos y despedirse de las mujeres que amó, entre ellas su ex mujer Marisa, a quien nunca le pudo ser infiel a pesar de la obsesión de Ugalde por el sexo, así que decidido ir tras su huella y a través de una amiga se entera de lo que ha sido de ella. Mientras tanto a Venegas, su amigo de parrandas lo atropella un auto y muere.
Ugalde comienza a contar la historia de su amigo en el periódico, en la que relata una infidelidad por parte de Nadia —esposa de Venegas— con él. Nadia lo acusa de lucrar con la muerte y el mito de Venegas, lo contradice y expone públicamente que Venegas mentía todo el tiempo sobre su vida para que pareciera más interesante, que nunca existieron los neoaztecas y que era un borracho que se gastaba todo el dinero en parrandas. Además aclara que todo lo que tuvo que ver con Ugalde sucedió tras su divorcio con Venegas. Finalmente la trama nos revela a un personaje llamado Mejía, un novelista que está escribiendo la vida de todos los personajes anteriores y que toma como modelo la vida de su amigo Gaxiola —un poeta que vive en las calles del centro— y la de él mismo, pues se identifica con Venegas. Sin embargo Mejía se ve estancado ante la presión que ejerce su editor y no puede continuar con el relato. Se deprime y en su andar se enamora de la editora de una revista.
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