Tradicionalmente se ha hablado del sacramento de la penitencia con cierta tristeza y temor. Häring lo contempla como el sacramento de la alegría, de la gran esperanza, de la buena nueva de la paz (shalom) duradera, puesto que únicamente por él se alcanza la reconciliación con Dios y con el prójimo. De este modo, su ministro es un hermano entre heramnos, un reconciliador, un mensajero del gozo y alguien que se interesa muy en serio por la formación de la conciencia cristiana.
Este libro va dirigido a cuantos desde la óptica de cualquier confesión cristiana, y con intención ecuménica, intente hoy comprender el sentido del sacramento de la reconciliación.
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