Una novela nostálgica, dulce, culta y encantadora, atemporal, con la que vuelve un Jonathan Coe cargado de sensibilidad y oficio. A sus cincuenta y siete, la carrera como compositora de bandas sonoras de Calista Frangopoulou, griega afincada en Londres desde hace décadas, no pasa por su mejor momento. Tampoco lo hace su vida familiar: su hija Ariane se va a estudiar a Australia, sin que aparentemente eso la entristezca del mismo modo que entristece a su madre, y su otra hija adolescente, Fran, está pendiente de interrumpir un embarazo indeseado.
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