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El origen de la pintura renacentista se encuentra en Italia. Con el retorno a la antigüedad, se revivió una visión del mundo que permitió al hombre determinar su propia existencia. En la pintura se desarrollaron nuevos temas pictóricos y una nueva forma de representación orientada a la realidad.
Este naturalismo, por su parte, fue influenciado significativamente por la pintura holandesa de alrededor de 1450. Con la transición del siglo XV al XVI, Roma siguió a Florencia como centro del Renacimiento. Poco después, el nuevo estilo también irradia a otros países europeos.
En el norte de Europa, el Renacimiento se combinó con las corrientes medievales tardías, que también pusieron la existencia terrenal en el centro de atención.
Con más de 400 obras, La Grande Parade: Renacimiento presenta una panorámica de las pinturas más importantes del Renacimiento.
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