A los quince años Rainer Maria Rilke está interno en una escuela militar de Moravia, la misma que sufrió Robert Musil, y escribe a su madre, le dice que ya no cree en Dios. Al año siguiente estudia comercio en Linz y le dice que es escritor. Cuando empieza su única y rarísima novela, aconseja a una amiga escritora que en sus recuerdos no haya nadie, que haya solamente el mar, los árboles, las flores, los castillos, las cosas que ama, sobre todo el perrito que hay en su infancia.
Un día el poeta Albert Roig encuentra en un estante un libro, Rilke, que había leído a los dieciocho años. En la cubierta hay un retrato del poeta a los cincuenta años, tristísimo: está enfermo de leucemia. Y Roig, con un ojo tierno y un ojo alegre, observa todos sus demás retratos y los de sus amantes. Y lo sigue al teatro a ver un drama de Ibsen, uno de Strindberg, y a los museos y las catedrales de Venecia, de París, de Toledo, de Moscú, y asiste a sus recitales y lee los libros que el poeta lee y se sienta a su lado y le deja hablar y hablar. Es un personaje shakespeariano. Los relatos (las mentiras y las máscaras) de su vida se entrelazan y giran alrededor de un centro que, como el de una rosa, está vacío. Con el polvo de estos pétalos Roig ha sabido construir un libro de maravillas y un retrato desnudo e inédito del poeta de Praga.
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.