¿Te imaginas que tuvieras que mudarte a un nuevo planeta y entonces tú fueras el alienígena?
La primera vez que escuché sobre Chum, llevábamos casi un año viviendo en Marte. Pero en la estación de ese planeta la vida era dura y triste, y como la Tierra ya no era habitable —sí, seguramente fue nuestra culpa—, era hora de encontrar un nuevo hogar.
Así fue como terminamos en el planeta Chum con los zhuris. Son muy inteligentes y parecen mosquitos gigantes, pero eso no es lo complicado. Lo complicado es que hay muchas cosas que a los zhuris no les gustan: como cantar (pregúntale a mi hermana, Ila), el humor (una simple broma me mandó a la oficina del director) o cualquier otra clase de emoción. ¿El problema más grande? Que en realidad no les agradamos ni tantito. No los culpo, ¿a quién le agradaría una especie que destruyó su propio planeta?
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