Al término de una carrera marcada por una veintena de filmes algunos convertidos en obras míticas, películas emblemáticas de una época y de un estilo personal, Alain Tanner nos ofrece reflexiones sobre su experiencia, que son, al mismo tiempo, su visión sobre el cine y su evolución en los últimos cuarenta años. Estructuradas con apuntes, disgresiones o breves ensayos en orden alfabético, permiten hacer un recorrido discontinuo de lucido distanciamiento y humor, sin obligarse a la crónica estricta de su vida o de la aparición de sus obras. Tanner ofrece también una mirada llena de la energía de un creador comprometido que siempre puso delante la inteligencia del espectador. Se trata de una miscelánea que fusiona una visión a la vez política y moral del séptimo arte, de una cineasta consciente de que a la hora del rodaje es necesario olvidarse de la teoría y soltar el instinto; consciente también de los alcances e influencias que el cine tiene en los individuos. Tanner nos hablan de un cine libertario y optimista, a pesar de lo abrumador del trabajo, el capital, el poder, las relaciones amorosas, pues siempre aparece la posibilidad de fuga, de exilio o de una nueva forma de integrarse a la aventura de la humanidad. Tanner se inscribe en la modernidad, por la manera de darle vuelta al realismo y repensar desde el interior de su cine en sus ulteriores consecuencias como arte, sacudiéndonos como espectadores y ahora como sus lectores. Este libro -a pesar de sus pocas referencias autobiográficas- es una reflexión intimista de su cine, con la que el fundador del 'nuevo cine suizo' se afirma como una de las mayores figuras contemporáneas del cine de arte y de ensayo europeo.
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