Cornelius era un hombre que no había conocido el amor. Triste y solo, se dedicaba a inventar cosas: Semillas voladoras, rastrillos que no funcionaban, ruedecitas de flores, etc. Pero un día, con un poco de cuerda, unos clavos y papel, ¡Cornelius inventó una máquina para fabricar besos!
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.