Cuba, Ítaca
La Revolución Cubana es el tema tabú del que no se habla para no perder a los pocos amigos que aún quedan; el que ha generado debates largos y donde las medias tintas no caben. Y esto se debe a la falta total de argumentos, ya que la información de primera mano siempre es escueta o tergiversada. Pero sobre ese vacío se encuentran las narraciones de Guillermo Cabrera Infante (Cuba, 1929 - Londres, 2005).
Hijo de comunistas, forjado en los años represivos de la dictadura de Fulgencio Batista y sumamente crítico con el régimen, Cabrera Infante fue uno de esos intelectuales que después de triunfada la Revolución encontraron rápido acomodo en los nuevos cargos políticos. Estuvo al frente del periódico Revolución (actual Granma) y fue agregado cultural de la embajada cubana en Bélgica. Pero, en 1965 tiene que viajar de regreso a Cuba para poder asistir al entierro de su madre, comprobando que el país del que salió, ya no era el mismo al que regresaba.
La persecución en contra de los homosexuales, el nulo espacio para la crítica y la falta de alimentos fueron claras señales de que las cosas en Cuba no iban bien. Cabrera Infante lo comprobó justo cuando estaba a minutos de abordar el avión que lo regresaría a Europa. Recibió una llamada donde se le comunicaba que no podía abandonar la isla, el argumento, que tenía que esperar a recibir indicaciones. Esas indicaciones no llegaron y él quedo varado en Cuba durante meses.
Mapa dibujado por un espía es el libro donde quedó plasmado todo lo que tuvo que hacer Cabrera Infante para sobrevivir y abandonar su tierra natal. Poder escribir este libro le costó años y murió sin ver su publicación. En algunas entrevistas se refería a este texto como “Ítaca vuelva a casa”, pero la verdadera pericia era huir de casa, dejar esa ciudad antes gloriosa que era La Habana, ahora en plena decadencia. El paisaje que nos dibuja Cabrera Infante es asfixiante, hay delatores por todos lados, los intelectuales, otrora gloriosos combatientes de la dictadura, han doblado las manos frente al nuevo régimen y hay contrabando de comida porque no se puede conseguir por ningún lado. Pero si alguien pregunta, todo va bien.
La narración de Cabrera Infante por si sola vale la pena, ha quedada plasmada en su genial novela Tres tristes tigres, obra que fue su boleto de salvación, ya que, tras obtener el premio Biblioteca Breve logró salir de Cuba. Pero también queda como un documento para la posteridad de los excesos a los que llega un gobierno y de cómo gente tan valiente como Antón Arrufat, Humberto Arenal, Walterio Carbonell y Martha Frayde siguen combatiendo cuando parece que todo está perdido. Y es que Mapa dibujado por un espía es el libro donde Cabrera Infante intentaba reconciliarse con su pasado, con los amigos y las amantes que dejó en Cuba y que nunca logro olvidar. Sólo que en medio de ese testimonio aparecen paisajes de desencanto, playas olvidadas y muros viejos de una ciudad, que para bien o para mal, nunca volverá.
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Zona Rosa»
Entre los textos inéditos dejados por Guillermo Cabrera Infante al morir, está Mapa dibujado por un espía. Se trata de una autobiografía novelada en la que el autor narra su retorno a Cuba unos años después de la Revolución para asistir al entierro de su madre. El libro gira al entorno de una Cuba redescubierta donde la revolución ha ido empobreciendo a la población y atemorizándola ante la represión política. El encarcelamiento de los homosexuales, el silenciamiento de los escritores críticos, el cierre de empresas y negocios particulares son muestra del deterioro de un país y una sociedad que tantos sueños había alimentado. La mirada lúcida y descarnada de Cabrera Infante pasa revista a una realidad que muchos en aquellos años y todavía décadas después se obstinaron en ignorar.
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