En 1933, Diego Rivera llegó a Nueva York para pintar un mural en el Centro Rockefeller, El hombre en la encrucijada. En febrero de 1934, antes de ser terminada, la obra fue destruida por completo. Rivera no volvería a pintar en Estados Unidos ni su obra sería expuesta en ese país durante muchos años. Esta es la historia del mural que no fue y de la minuciosa restauración de los bocetos albergados en el Museo Anahuacalli, complementada por una gran cantidad de cartas, fotos y otros documentos, muchos de los cuales ven la luz por primera vez en este libro fascinante.
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