<
La pregunta exige una respuesta prodigiosa, y prodigios tengo para dar y regalar. No sé si consigo disimular mi orgullo cuando los veo repetir al unísono, asombrados como tontos:
—¿Veintiuno? ¿Veintiún hijos?»La gente corriente que ha revoloteado alrededor nuestro ha terminado quemándose las alas. No somos malos, pero enseñamos los dientes. Cuando a una panda de Cardinal le daba por abrirse camino, la estampida estaba garantizada.
—Pero entonces, ¿cuántos erais?
La pregunta exige una respuesta prodigiosa, y prodigios tengo para dar y regalar. No sé si consigo disimular mi orgullo cuando los veo repetir al unísono, asombrados como tontos:
—¿Veintiuno? ¿Veintiún hijos?>>
Advertencia: Las existencias de nuestro sistema no son precisas al 100%, por lo que antes de dirigirte a una de nuestras sucursales, te recomendamos que llames por teléfono para confirmar su disponibilidad.