Un día te despiertas... y ya no eres un gato. Tu reflejo no es el mismo. ¿Es un sueño? No, es verdad... ¡Eres un pato! Al principio, no te hace gracia. Ninguna. Pero... ¿Quién no ha soñado con nadar como los patos y volar entre las nubes? Quizás el cambio no esté tan mal. ¡Siempre me han gustado las plumas! Seré un GatoPato... ¿O no?
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