Un samurái tuerto
Tal vez sea gracias a Haruki Murakami que la gente, el lector promedio, ha comenzado a volver sus ojos hacia oriente buscando nuevos autores y nuevas formas de ver la vida a través de la literatura. Las editoriales han ampliado su catálogo de obras orientales y han comenzado a menudear las opciones económicas de obras fundamentales como La historia de Genji de Murasaki Shikibu, el Cantar de los Taira o Lo bello y lo triste.
Lo que es curioso es que nuestro país es un gran consumidor de todo lo que se refiere al arte y la literatura nipones, encontrándonos con verdaderos especialistas, lo mismo de alta cultura que de cultura popular. El libro de Yasushi Inoue, Furinkazan. La epopeya del clan takeda, mezcla de una manera increíble estos dos mundos. Por un lado es un relato histórico que habla sobre la división en clanes durante el periodo medieval japonés, la ascensión de ciertas familias, la vida cotidiana en las cortes, los ideales de heroicidad y de belleza; pero al mismo tiempo es un relato apasionante de luchas heroicas, con un dejo de romanticismo que nos empuja a seguir leyendo.
Cuando Yasushi Inoue escribió este libro su país atravesaba por la derrota después de la segunda guerra mundial. Su novela más reconocida y laureada, La escopeta de caza, mostraba a través de una historia intimista la soledad y desazón que sentían sus compatriotas en el periodo de la post guerra. El tono melancólico e incluso oscuro de esta novela deja paso a la luminosidad y velocidad de Furinkazan.... En esta novela es narrado con amenidad el ascenso de un ronin hasta lograr consolidar a su clan. Dansuke Yamamoto, el ronin, tenía todo en contra para poder llegar a ser un héroe: cojeaba, era bajo y tuerto; sin embargo su inteligencia, algo de suerte y su tesón hicieron que llegara a ser el hombre fuerte de Takeda Shingen, su señor y a la postre rival de amores.
Inoue se las arregla para mantener un equilibrio interesante entre la realidad histórica, la acción en las batallas, las motivaciones de los personajes y una prosa que fluye amablemente narrando escenas épicas cargadas de valentía. A esto le sumamos una traducción respetuosa y acomedidos pies de página que nos ofrecen más información de los usos y costumbres japoneses que enriquecen la lectura.
Furinkazan. La epopeya del clan takeda mereció una adaptación al cine con Toshiro Mifume como Dansuke Yamamoto (Kansuke Yamamoto en la película), lo cual no hizo más que disparar las ventas de esta novela en Japón.
«Reseña escrita por Iván Farías, El Péndulo Polanco»
Resulta difícil creer la fama que rodea a Yamamoto Kansuke como genial estratega militar y samurái feroz. Entrado en años, y con una visible cojera de una pierna, es tuerto y lastimosamente bajo de estatura. Sin embargo, el lector no tardará en comprobar, a través de la sutil y evocativa pluma de Yasushi Inoue, que, a pesar de su físico, le sobran inteligencia y espíritu combativo.
Frinkazan. La epopeya del clan Takeda relata la vida de un ronin —nombre con el que se conocía a los samuráis que se convertían en vagabundos— de
excepcional destreza que logra, con creatividad y determinación, convertirse en el brazo derecho de Takeda Shinguen, jefe de uno de los tres clanes que se disputaban la supremacía del territorio nipón en el siglo XVI. En su momento de mayor esplendor, Kansuke no sólo se encarga de desarrollar sorprendentes y apasionadas estrategias militares, sino que acaba por condicionar las decisiones de su señor incluso en sus asuntos amorosos.
Una emocionante novela que no sólo nos permite recorrer una época especialmente agitada en la historia de Japón, que dio paso al inicio del período Edo, sino que nos adentra en el fascinante universo de esa grandiosa estirpe de guerreros que fueron los samuráis. Yasushi Inoue teje con maestría un convulso y deslumbrante laberinto de pasiones, lealtades y traiciones, una inolvidable galería de personajes dominados por una sed de gloria insaciable. Un bellísimo y vigoroso fresco con el eterno fragor de la guerra de fondo, una historia que se desarrolla en todo momento bajo el signo de la muerte, único horizonte en un mundo dominado por el caos y la violencia, la sangre y el acero.
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