Las fábulas egipcias y griegas de la antigüedad sirvieron para ocultar lo que los sacerdotes de las distintas religiones sabían sobre la Gran Obra. Ésta es la tesis defendida por Antoine Joseph Pernéty. Más allá del estudio de la mitología griega y egipcia, y de la corrección sistemática de las afirmaciones del Abbé Banier sobre el tema; en Las Fábulas Egipcias y Griegas desveladas y reducidas a un mismo principio sigue el método de la filosofía hermética en su búsqueda de la verdad y el conocimiento. Una filosofía que establece relaciones secretas y simbólicas entre todas las cosas, y que es la base misma de la alquimia. Así pues, bajo la apariencia de mitografía, esta obra es en realidad un verdadero tratado de alquimia y filosofía hermética. Para el autor, la mitología y los textos griegos y egipcios constituyen la base del hermetismo. Antoine Joseph Pernéty descubrió el hermetismo en 1757, en la biblioteca de Saint-Germain-les Prés; fue una revelación. Este benedictino de la Congregación de Saint Maur, capellán en uno de los viajes de Bougainville a las islas Malvinas y bibliotecario de Federico II de Prusia, partió él mismo en busca de la Piedra Filosofal; fascinado por la obra de Swedenborg, fundó la secta de los Iluminados de Berlín y más tarde de los iluminados de Avignon. Para componer sus Fábulas Egipcias y Griegas desveladas y reducidas a un mismo principio, Pernety se inspiró en gran medida en la obra de Michael Maier, hasta el punto de conservar el esquema de seis libros de su Arcana Arcanissima, con los mismos títulos, que tradujo textualmente al francés. Como explica el propio Pernety: «He leído atentamente varios tratados de Michael Maier, y me han sido de tanta ayuda que el titulado me ha servido de marco para mi trabajo.
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