Vuelo hacia el terror
La literatura de terror ha tenido grandes exponentes. La lista es larga y son muy pocos renglones para nombrar a todos ellos. Pero cada vez que hablamos de este género es imprescindible mencionar a Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Y es que este escritor, originario de Rhode Island, transformó la novela gótica y la llenó de seres alienígenas, viajes en el tiempo y una constante autorreferencialidad basada en una mitología propia (El Necronomicón y Los mitos de Cthulhu).
En las montañas de la locura fue publicada por primera vez en 1936, dentro de la revista Astounding Stories. Y desde ese primer momento no ha dejado de cautivar a todo aquel que se acerque a esta majestuosa obra. Esto se debe a la asombrosa escritura de Lovecraft, que nos sorprende al tiempo que nos genera miedo.
William Dyer, el protagonista, es un geólogo de la Universidad de Miskatonic (otra de las referencias ficticias de Lovecraft), quien estuvo a cargo de una expedición a la Antártida, con la que obtuvo el record de haber llegado hasta donde nadie más había logrado llegar. Esto motiva a otros investigadores a emprender una nueva expedición y obliga a Dyer a contar los horrores que vivió en ese sitio para disuadir a los nuevos aventureros de seguir sus pasos.
En su nuevo informe, el geólogo nos relata que en las profundidades de la Antártida existe una cordillera de montañas tan altas que son espeluznantes. Pero lo verdaderamente asombroso son los restos hallados por su colega Lake, los cuales demuestran que las narraciones del Necronomicón son verdaderas.
Dyer, junto a un estudiante llamado Danforth, deciden volar en una avioneta sobre estas montañas. Lo que descubren está ligado a una historia que antecede a la humanidad y que muy probablemente no sea de este planeta.
En las montañas de la locura es un claro homenaje a La narración de Arthur Gordon Pym, la única novela publicada por Edgar Allan Poe. Autor que marcó toda la obra de Lovecraft y, por supuesto, a la generación contemporánea de éste. Al igual que Poe, Lovecraft se ha colocado como un pilar dentro de la literatura de terror y esto se debe a su manejo del suspenso y a su incomparable imaginación.
Pero Lovecraft no es sólo un autor que vale la pena leer para llevarnos un buen susto, lo es también porque su escritura envuelve, transforma y, pasado el tiempo, seguimos pensando en ella.
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Zona Rosa»
«Me veo obligado a hablar, pues los hombres de ciencia se niegan a seguir mi consejo sin saber por qué. Si explico las razones por las que me opongo a esta planeada invasión de la Antártida, con su extensa búsqueda de fósiles y su minuciosa perforación y fundición del antiguo casquete glacial, es totalmente en contra de mi voluntad y mis reticencias son aun mayores porque es posible que sea en vano. Es inevitable que los hechos, tal como debo revelarlos, susciten dudas, pero si suprimiera todo lo que parece extravagante o increíble no quedaría nada. Las fotografías guardadas hasta ahora, tanto las aéreas como las normales, hablarán a mi favor, pues son tremendamente gráficas y elocuentes».
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