A Ella Fitzgerald (1917-1996), The First Lady of Jazz, se la conoce y venera por habernos permitido gozar de una de las voces más portentosas, versátiles y amadas de todos los tiempos —don del que dan fe sus cinco docenas de álbumes en estudio, un sinfín de grabaciones en directo y casi trescientos singles—. En esta monumental biografía —y, dicho sea de paso, primera de la cantante en habla hispana—, la historiadora y musicóloga Judith Tick ofrece una minuciosa y trepidante reconstrucción de las andanzas de la artista; vocalista que, durante más de medio siglo, se convertiría en una auténtica fuerza transformadora de la canción popular norteamericana.
Ella Fitzgerald compendia los más de diez años de investigaciones llevadas a cabo sobre la singladura profesional de Fitzgerald, tarea para la que Tick ha podido contar con fuentes no consultadas hasta la fecha, así como con entrevistas a familiares y compañeros de armas que, a su vez, han ampliado sustancialmente cuanto se conocía sobre la azarosa infancia de la cantante en Yonkers (Nueva York), la trágica muerte de su madre y el año que pasó en un reformatorio —por tratar de ganarse el sustento, en edad escolar, batiéndose el cobre como alcahueta y maleante—; institución donde, pese a ser víctima de toda suerte de abusos, empezó a destacar en su reputado coro y a soñar también con probar suerte como bailarina. Semblanzas de la prensa afroamericana de la época —negligidas hasta hoy— dan cumplida noticia de sus primeros tientos profesionales y nos acercan a las ingratas experiencias que padeció Fitzgerald en materia de discriminación racial, así como también a sus conflictos con los modelos de feminidad (negra y blanca) de mediados de la pasada centuria.
La ambiciosa aproximación de Tick desgrana la carrera de la artista con nuevos hallazgos que ponen de manifiesto la obsolescencia de la visión tradicional que segregaba al jazz vocal de la corriente principal del género: la instrumental. Mientras surcaba las procelosas aguas del show business que la llevaban del jazz al pop, la cantante pudo echar mano de un amplísimo abanico de recursos que la obsolescencia de la visión tradicional que segregaba al jazz vocal de la corriente principal del género: la instrumental. Mientras surcaba las procelosas aguas del show businessque la llevaban del jazz al pop, la cantante pudo echar mano de un amplísimo abanico de recursos que la convertirían en una de las pioneras del jazz vocal modernista con un repertorio asombrosamente diverso.
Gracias a la recuperación de canciones perdidas, reseñas procedentes de medios afroamericanos y prensa local silenciada por los popes de la crítica racista hasta en la selección de sus fuentes, material de archivo en colecciones privadas y grabaciones que no han visto aún la luz del día, esta intrépida e infatigable historiadora revela cómo Lady Ella dejó su indeleble impronta en actuaciones tanto o más significativas que sus propios registros fonográficos en estudio.
Una biografía magistral, en suma, que celebra a una mujer prodigiosa e igualmente poderosa que estableció un estándar de excelencia sin parangón en el canto y sin distinción de géneros que redujera en un ápice su inestimable valía.
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