En su nuevo libro El sexo y el fracaso del absoluto, de Slavoj Zizek, el filosofo esloveno deja de lado un poco las críticas a la cultura popular para centrarse en temas puramente filosóficos como el materialismo dialéctico, la visión de paralaje y el idealismo alemán. Eso sí, sin abandonar el psicoanálisis y abonar a la discusión los ejemplos del cine y la vida cotidiana.
Para delimitar el nuevo materialismo, Žižek critica y desafía no solo el trabajo de Alain Badiou, Robert Brandom, Joan Copjec, Quentin Meillassoux y Julia Kristeva (por nombrar solo algunos), sino también toda una ristra de conceptos desde la ciencia popular y la mecánica cuántica hasta las diferencias sexuales y la filosofía analítica. Žižek da vida a la tríada hegeliana de la noción de esencia-ser. Aporta nuevas lecturas radicales de Hegel y Kant junto con apuntes hilarantes sobre cine, política y cultura popular. Descubrimos en esta obra al Žižek más provocador y disruptivo hasta la fecha.
Para delimitar el nuevo materialismo, Žižek critica y desafía no solo el trabajo de Alain Badiou, Robert Brandom, Joan Copjec, Quentin Meillassoux y Julia Kristeva (por nombrar solo algunos), sino también toda una ristra de conceptos desde la ciencia popular y la mecánica cuántica hasta las diferencias sexuales y la filosofía analítica. Žižek da vida a la tríada hegeliana de la noción de esencia-ser. Aporta nuevas lecturas radicales de Hegel y Kant junto con apuntes hilarantes sobre cine, política y cultura popular. Descubrimos en esta obra al Žižek más provocador y disruptivo hasta la fecha.
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