He aquí la historia. Es una historia de examen, de bachillerato, si les parece. Hay un candidato y un examinador. - Háblame, dice el examinador, de la batalla de Marengo. El candidato se detiene un instante, con aire soñador -¿La batalla de Marengo?? ¡Muertos! Es horroroso? ¡Heridos! Qué espanto... - Pero, dice el examinador, ¿no podría decirme sobre esta batalla algo más concreto? El candidato reflexiona un momento y luego responde - Un caballo levantado sobre las patas traseras, relinchando. El examinador, sorprendido, quiere sondearlo un poco más y le dice -Caballero, en este caso, ¿quiere hablarme de la batalla de Fontenoy? - ¿La batalla de Fontenoy?? ¡Muertos! Por todas partes?¡Heridos! Muchísimos, un horror?. El examinador, interesado, dice: - Pero oiga, ¿podría darme alguna indicación más concreta sobre esta batalla de Fontenoy? - ¡Eh!, dice el candidato, un caballo levantado sobre las patas traseras, relinchando. El examinador, para maniobrar, le pide al candidato que le hable de la batalla de Trafalgar. Éste responde: - ¡Muertos! Un montón de cadáveres? ¡Heridos! A centenares... -Pero en fin, señor, ¿no puede decirme nada más concreto sobre esta batalla? - Un caballo... - Usted perdone, he de advertirle que la batalla de Trafalgar es una batalla naval. - ¡Eh! ¡Eh!, dice el candidato, ¡Atrás, caballo, atrás!
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