Dulce la sal, ficción que no es ficción, revela un secreto ocultándolo. El autor sugiere que en las distintas estaciones de la trasmutación del ser le toca al hombre la más elemental, pues es él la materia prima. El perro, el árbol y la estrella están allí como moradas entre la carne y el espí ritu. Dulce la sal, un tratado americano de la llamada Cadena Áurea, avanza menos por lógica que por analogía, y el vínculo entre una fantasía y otra sucede por lo que los antiguos llamaban simpatía? La idea es que en cada momento textual o fotográfico de este libro pueda vislumbrarse su totalidad, y que el conjunto se revele como fragmento del gran mito original e hipotético que suscita todas las imágenes: la Piedra, donde se sosiegan todos los pares de opuestos.
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