Dragones de la mitología maya
¿Dragones en el área maya? Es la pregunta que surge al leer el titulo de este libro, porque al oír hablar de dichos seres mitológicos siempre viene a nuestra mente el Medievo europeo o algún personaje bíblico (San Miguel Arcángel o San Jorge). Pero, con el vasto y preciso conocimiento que lo respalda, Miguel Rivera Dorado nos demuestra que los antiguos mayas también emplearon este símbolo, constante en el estudio de las religiones.
Como fundador de la Sociedad Española de Estudios Mayas y profesor de la Universidad Complutense, el arqueólogo Miguel Rivera Dorado es una de las voces más autorizadas para hablar sobre la cosmogonía maya. Para llevarlo a cabo, y a sabiendas de que este libro no está destinado sólo a los especialistas en el tema, comienza con una introducción general al pensamiento y la cultura de los antiguos pobladores del sureste mexicano.
Después de dicha introducción, se adentra en el estudio de las doctrinas religiosas, siguiendo la línea trazada por los estudios de Frazer, Mircea Eliade y Lévi-Strauss (guardando las diferencias de cada una de las corrientes que estos investigadores trabajan), para explicar que el dragón es un símbolo que está presente en muchas de las culturas del mundo; en algunas ocasiones como un gran reptil terrestre y en otras, como en la cultura maya, en la forma de un monstruo acuático; un ejemplo de ello es que para los antiguos mayas el mundo terrestre estaba sobre la espalda de un cocodrilo.
La vasija número 11 de la colección Dumbarton Oaks, que es el origen de este libro, muestra la representación de una serpiente alada, que muy probablemente habitaba en el Xibalbá (el inframundo maya), lo cual revela que el símbolo del dragón ya se representaba desde el siglo VII de nuestra era, siglo en el que fue fechada dicha vasija.
De este modo, Rivera Dorado concluye que este símbolo iconográfico no es más que el heredero de una muy antigua tradición mesoamericana, la cual consistía en representar ciertas deidades luchando, transformándose o aliándose con este ser, manifestación de la dualidad cósmica (frío-calor, agua-tierra, muerte-vida), que tiene el mismo trasfondo que la representación del dragón dentro de cualquier cultura que se analice.
«Reseña escrita por Alejandro Díaz, El Péndulo Condesa»
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