Gelormini, Nicolás (Int,trad.y notas)
¿Quién, en efecto, ignora que la elocuencia y las demás artes se apartaron de aquella vieja gloria no por falta de hombres, sino por la pereza de la juventud y la indiferencia de los padres y la ignorancia de los enseñantes y el olvido de la costumbre antigua? Estos males, nacidos primero en Roma, se difundieron a continuac ión por Italia y ya afluyen a las provincias. Por lo demás, vuestros males os son mejor conocidos: yo hablaré de Roma y de esos defectos propios, vernáculos, que acogen inmediatamente a los recién nacidos y se acumulan en cada peldaño del crecimiento, aunque antes diré algunas palabras acerca de la severidad y la disciplina de los mayores en cuanto a la educación y la formación de los hijos. Pues antaño el hijo de cada uno, nacido de una progenitura casta, no era criado en la piecita de una nodriza pagada sino en el corazón y seno de la madre, cuyo principal mérito era cuidar la casa y atender a los hijos. Por otro lado, se elegía alguna parienta mayor, a cuyas costumbres probadas y distinguidas se confiaba toda la prole de la misma familia; ante ella no estaba permitido decir nada indecente ni hacer lo que pudiera parecer deshonesto.
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